El Desván del Escritor > Historias Susurradas
Sombras oscuras, pasión desatada ·FINALIZADO·
Valnelia:
Weno, espero que os guste, fue escrito para un concurso, consiste en una historia erótica light sobre vampiros de no mas de cinco paginas, pero a mi se me ha ido a alguna más, jaja...
Lo tenéis también para descarga, por si os resulta mas cómodo de leer... emo 103
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La noche caÃa sobre la ciudad como un manto oscuro y peligroso, acariciando cada uno de sus rincones plagado de sombras. Esa noche, como tantas otras, habÃa salido buscando sangre, la de sus enemigos a ser posible. No habÃa nacido para eso, pero se habÃa visto obligada a hacerlo. Y habÃa descubierto que le gustaba… Un extraño y dulce placer que recompensaba la multitud de heridas con las que a veces volvÃa a casa. Cansada, sudorosa… y sobre todo, débil. Obligada entonces a descansar durante un par de dÃas, recuperándose.
La sangre que derramada calmaba esa ansiedad que la poseÃa cada vez con más frecuencia y a la que se negaba a dar rienda suelta. No querÃa ser como ellos, y tampoco podÃa ni debÃa permitir que le hicieran a otra vÃctima inocente lo que le hicieron a ella, condenándola a la noche, anclándola a la oscuridad de por vida.
Sentenciada hasta que decidiera ponerle fin a su existencia, un pensamiento que no descartaba y que a veces rondaba su mente. No sabÃa cuánto más podrÃa resistir antes de sucumbir como ellos.
Esa noche, como tantas otras, habÃa seguido un rastro, le era fácil localizarlos, como si tuviera un radar que la conducÃa irremediablemente hacia ellos. Acabó en un local de mala muerte, un tugurio a las afueras de la ciudad, con una iluminación tan pobre, que ni los bichos se atrevÃan a volar alrededor de la tenue luz de la única farola que iluminaba la zona de aparcamientos. ParecÃan tener una fijación casi enfermiza por antros como ese.
Dejó la moto a un lado y se quitó el casco, dejando que su pelo largo y oscuro cayera suelto por su espalda. Lo dejó sobre el sillÃn, segura de que nadie se acercarÃa a su Hayabusa. Por alguna extraña razón, jamás se lo habÃan robado; quizás su aura oscura permanecÃa alrededor aun cuando ella no estaba presente, previniendo a los incautos.
Se encaminó a la entrada, decidida, consciente de lo que buscaba en su interior. Acarició sus armas bajo el abrigo largo de cuero negro que cubrÃa su cuerpo y las mantenÃa oculta a la vista, sujetas con cintas de piel a sus muslos. El tacto frÃo del metal la reconfortó, como siempre hacÃa en esos momentos previos a la caza. Empujó las puertas dobles del poco atractivo bar y entró al interior.
El humo y el olor a sudor fueron casi palpables, frunció el ceño con asco. Se abrió paso hasta llegar a la barra entre la gente que se agolpaba en un baile frenético al ritmo de una extraña canción donde predominaban los tambores. ParecÃan hipnotizados por la magnética cadencia que los balanceaba. Un camarero —con un paño sucio colgado de su cintura— se acercó para atenderla y le pidió una cerveza, después apoyó los codos sobre una pequeña parte de la encimera de madera que acababa de limpiar con el trapo, y esperó, observando la pista de baile.
Los cuerpos se enroscaban unos con otros, mirara donde mirara, danzaban sin ninguna reserva. Se rozaban y acariciaban con sutiles movimientos, embriagados por unos sensuales acordes que te impulsaban a trasladarte a algún lugar perdido del Ãfrica más desértica.
Humanos… todos extasiados por el poder que de ellos emanaba como un dulce néctar. Ilusos, potenciales vÃctimas inocentes. Aunque podÃa sentir en más de uno que no eran tan inocentes como aparentaban.
De entre todos los clientes, dos llamaron su atención; la forma descarada de rodear a su futura presa los hacÃa destacar por encima de los demás. PodÃa verlo en sus miradas, como la acechaban. Sus manos recorrÃan el cuerpo de la joven, escondidos en un rincón oscuro del local. Uno la mantenÃa aferrada por la cintura, pegada a su cuerpo, mientras que el otro se pegaba a su espalda, lamiendo la piel de su cuello, preparándola para el posterior bocado. La mano del moreno se perdió bajo la minúscula falda vaquera de la joven, masajeando su trasero con descaro, mientras que la mano del otro —un tipo rubio— se introdujo bajo el top negro buscando uno de sus pechos. Se movÃan aferrados a ella como si estuvieran follando en público con la ropa puesta, excitándola hasta volverla loca de deseo.
Se dio la vuelta, asqueada, y asió la botella que el camarero habÃa dejado junto a ella. Le dio un trago largo, saboreándola, degustando su sabor amargo, refrescándose con su frialdad en aquel ambiente tan cargado de sexo y alcohol, donde la temperatura hacÃa rato que habÃa subido unos grados.
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nm
Valnelia:
Esta historia tendrá continuación próximamente, es un proyecto que llevo arrastrando desde hace un año y al que no he podido meterle mano todavÃa. 002
Aunque durante este año, me ha dado tiempo de pensar los nombres de los protas, de los secundarios y algunas escenas ya tienen forma en mi cabeza, jijii 022
Naia:
024 ais me encanta! 006 006 lo recuerdo todo 025
un proyecto que leere sin duda 022 022 031
Valnelia:
Graciassssssssssss. 024
Empezaré a escribirlo en breve. 022
Naia:
si! 024
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