■ NOMBRE COMPLETO: Kyran McKnight ■ APODO: Halcyon ■ RAZA: Humano · espÃÂritu Inuit del Lobo ■ PADRES: Ethan e Irene McKnight ■ LUGAR DE NACIMIENTO: Alaska · EEUU ■ EDAD: Más de un centenar reales. Aparenta 37 ■ ORIENTACIÓN SEXUAL: Heterosexual ■ OCUPACIÓN: Estudioso de leyendas. Cazador de "pesadillas". Habitualmente contratado por diferentes iglesias y religiones. (ALMA ERRANTE) ■ PODERES: Inmune al miedo. Capacidades fÃÂsicas aumentadas. Gran fuerza vital (curación y longevidad antinatural). ■ HABILIDADES: Amplios conocimientos sobre seres antinaturales. Especialmente capaz a la hora de obtener información y lograr sobrevivir en cualquier condición y cualquier herida. ■ ARMAMENTO: En su bastón esconde un afilado estoque de plata, pero también sabe cómo usar armas a distancia como rifles y arcos. ■ vehÃÂculos: Ninguno. Su pierna mala le impide conducir.  |
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 pareja/compañero/amante
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A pesar de ser alto, cercano al 1.90m, es una persona de aspecto normal para alguien ya entrado en años. Su corpulencia delata una juventud muy activa; pero las canas que ya peina por decenas en un pelo y barba oscuras lo envejecen de más.
Es de esa clase de personas que siempre viste ropa normal y zapatos normales; y al cruzártelo por la calle lo más extraño que puedes ver en él quizá sea su sombrero ya algo pasado, su reloj de bolsillo siempre en hora y el bastón en el que se apoya para minimizar su cojera.
Es el perfecto vecino, el perfecto cliente y el habitual parroquiano del bar y sólo conociéndole mucho o sosteniéndole la mirada durante un perÃÂodo de tiempo puede descubrirse que tras el azul apagado de sus ojos se esconde la tenacidad y la férrea voluntad de alguien que ha pasado su vida de un lado a otro; siempre en movimiento como una manada de lobos; cazando aquéllas cosas que nadie más deberÃÂa ver.
■ DESCRIPCIÓN: Aunque es un lobo solitario, su trato con cualquiera que no tenga que ver con su trabajo es tan agradable y educado como el del sacerdote de una parroquia de barrio. Saluda por la calle, conoce a todo el mundo y da las gracias siempre.
Pero cuando el trabajo se interpone, también lo hace un muro de hielo entre McKnight y el resto del mundo. Un muro que se levanta desde su mirada frÃÂa y aÃÂsla cualquier sentimiento que no sea la consecución de su objetivo; que no sea culminar Su Caza.
Aunque no mata por placer, no tiene reparos en hacerlo y considera un obstáculo a cualquiera que se interponga en su camino.
Desde el momento más trágico de su vida, nunca ha permanecido suficiente tiempo en un mismo lugar como para volver a enamorarse.
■ GUSTOS: Demuestra una desmedida afición al alcohol y al tabaco y tras años de consumo su cuerpo parece haberse habituado a los efectos de ambos. No pierde la oportunidad de leer un libro; aunque nunca los conserva. En cuanto a música, "viejas glorias" del jazz, el soul y el rock son lo que puede arrancarle una tibia sonrisa.
■ DEBILIDADES Y MIEDOS: Tras una vida enfrentándose al miedo mismo, lo único a lo que puede llegar a temer es a que se termine para siempre Su Caza, que no quede ser terrestre, alienÃÂgena, demonÃÂaco o infernal al que enfrentarse o al que no tenga razones para cazar.
Aunque no es una debilidad per se, lleva siempre consigo una ajada imagen en blanco y negro de su mujer, ya fallecida.
■ ENFERMEDADES: En el asalto que sufrió por parte de una manada de lobos dirigidos por un enviado del espÃÂritu Keelut y en el que perdió a la mujer con quien compartÃÂa su vida, también perdió gran parte de los músculos de su pierna izquierda, quedándole una cojera de por vida.
■ OTROS: Aunque es el receptáculo de un espÃÂritu Inuit, no es inmortal. Su cuerpo sufre las heridas igual que cualquier otro; aunque puede reponerse incluso de las peores. Si muriera, el espÃÂritu buscarÃÂa otro receptáculo para continuar Su Caza; pero Kyran, que es realmente el personaje, dejarÃÂa de existir (lógicamente).
■ HISTORIA: Parte 1. El Padre Lobo
El Gran EspÃÂritu, en un tiempo no conocido por ninguna criatura viva, miró a su alrededor y no vio nada. Sin colores, ni belleza; sin nada más que la negrura del vacÃÂo y el silencio en la oscuridad.
No se oÃÂa nada. Nada podÃÂa ser visto o sentido; y el Gran EspÃÂritu decidió llenar este espacio con luz y vida.
Con su gran poder creó las chispas de la creación... espÃÂritus menores que le ayudaran en su tarea y lo primero que creó fue el mar y el cielo. Eternos y azules. Profundos y calmados. Pero no le pareció suficiente y ordenó al espÃÂritu Tolba, la Gran Tortuga, que emergiera de las aguas y se conviera en la tierra.
Entonces, el Gran EspÃÂritu moldeó las montañas y los valles en la espalda de tortuga y puso nubes blancas en el cielo azul y fue feliz. Y dijo: "Todo está listo ahora. He de llenar este lugar con el movimiento feliz de la vida."
Pero detuvo su mano mientras el resto de espÃÂritus trabajaban en preparar el mundo recién creado. El Gran EspÃÂritu pensaba y pensaba acerca de qué tipo de criaturas harÃÂa.
¿Dónde vivirÃÂan? ¿Qué harÃÂan? ¿Cuál serÃÂa su objetivo? QuerÃÂa un plan perfecto y pensó con tanta fuerza que llegó el momento en que se sintió cansado y se quedó dormido.
Y en su descanso soñó. Y sus sueños abarcaron su creación.
Vio cosas extrañas en su sueño. Vio a los animales arrastrándose o caminando a cuatro patas y algunos en dos. Algunas criaturas volando con alas, algunas nadando con aletas. HabÃÂa plantas de todos los colores, que cubrÃÂan el suelo por todas partes. Los insectos zumbaban alrededor, los perros ladraban, los pájaros cantaban, y que aunque los EspÃÂritus los creasen, serÃÂan los seres humanos quienes pondrÃÂan nombre a todo eso.
Todo parecÃÂa fuera de lugar y el Gran EspÃÂritu pensó que habÃÂa tenido un mal sueño. Pensaba que nada podrÃÂa ser asi de imperfecto. Que no podÃÂa existir un lugar en el que no reinase un equilibrio perfecto.
Cuando el Gran EspÃÂritu despertó, vio a su lado un castor mordisqueando una rama y se dio cuenta de que el mundo de su sueño se habÃÂa convertido en su creación. Que todo lo que habÃÂa soñado se hizo realidad.
Y vio que el castor terminaba su casa, y con ella una presa que proporcionaba un estanque para su familia.
Y fue entonces cuando se dio cuenta de que el equilibrio se basaba en que cada cosa tendrÃÂa su lugar y propósito en el tiempo. Pero también que ese equilibrio era frágil.
Y tomó una decisión. Él volverÃÂa a contemplar el universo; ahora lleno de vida. Pero mientras tanto, el resto de espÃÂritus menores deberÃÂan encargarse de cuidar de esa creación y como él hiciera, deberÃÂan descansar y soñar, para que el mundo creciera.
AsÃÂ, cientos de espÃÂritus menores abandonaron el vacÃÂo y se internaron en la creación eligiendo cada uno de ellos su lugar en ese nuevo mundo y de entre ellos varios cargaron con la ardua labor de proteger a los nacidos humanos y mantener el equilibrio.
Y ante los humanos se aparecieron, adoptando formas de oso y lobo y de luces en el cielo. Y fueron nombrados Amaguk; el Padre Lobo y Taqukaq, Padre Oso. Y del mismo modo, nombraron Kinguyakkii a la Aurora Boreal.
Los tres cuidaron y protegieron a los humanos; desde los cielos y la misma tierra. Y se turnaron en sus descansos de forma que siempre hubiera dos despiertos y en el reparto Amaguk salió perjudicado.
Taqukaq dormÃÂa durante el invierno, momento en que Kinguyakkii despertaba y cuando Kinguyakkii debÃÂa desaparecer, despertaba Taqukaq. Únicamente en los meses en que ambos coincidÃÂan en su vigilia, podÃÂa descansar Amaguk.
Y vio el Gran EspÃÂritu el duro trabajo que Amaguk realizaba y ordenó a otro espÃÂritu que le ayudara mientras Amaguk durmiese. Pero era este un espiritu imperfecto que anhelaba controlar su propio mundo y en su retorcido ser decidió presentarse a los hombres en forma de perro, aprovechando la amistad que unÃÂa a ambas especies y de él surgió el primer engaño.
Poco a poco el engaño fue creciendo y perfeccionándose... poco a poco el engaño creció como una lacra; pero permaneció oculto a los ojos del resto de espÃÂritus pues no sabÃÂan lo que era; y el engaño se transformó en traición. Y con ella, el espÃÂritu imperfecto, que fue nombrado Keelut, alcanzó una parte de sus sueños: el control sobre una parte de la creación.
Y asÃÂ, el engaño y la traición se convirtieron en poderosas herramientas para controlar el devenir de los hombres. Y esa traición y ese engaño fueron puertas por las que entraron a la creación miles de demonios, espÃÂritus maléficos y portadores de enfermedades.
Mientras tanto, Amaguk durmió ignorando lo ocurrido durante muchos cientos de años; pues tal era el cansancio que acumulaba. Hasta que un chamán invocó una tormenta con todas las fuerzas que era capaz, y sus rayos y truenos despertaron al Padre Lobo que, tras ver los cambios ocurridos en el mundo, lloró.
Y durante su llanto, vio las batallas surgir y terminar. Vio imperios crecer y derrumbarse. Vio la naturaleza en peligro. Vio el equilibrio en peligro... y con un prolongado aullido que hizo encogerse al resto de espÃÂritus y esconderse al propio Keelut, se encarnó y bajó hasta el mismo mundo fÃÂsico para combatir lo que el imperfecto espÃÂritu habÃÂa hecho.
Parte 2. De Kyran McKnight.
Kyran McKnight. Nacido y criado en una Alaska salvaje; aprendió durante sus primeros años de vida no sólo a empuñar el cuchillo, el arco o el rifle; sino también a interpretar la naturaleza, a respetarla y a vivir en paz con ella; pues aunque su padre fuera cazador, encargado de mantener a lobos y osos alejados de las granjas y zonas habitadas, las historias del pueblo Inuit calaron profundamente en su mente joven que, como una esponja, absorbÃÂa igual los conocimientos tanto urbanos como naturales.
Pronto entendió que las leyes de los bosques no podÃÂan aplicarse a los hombres y alejándose de la trayectoria familiar, encaminó sus pasos al estudio de la abogacÃÂa; estudios que la Gran Guerra interrumpió.
Sirvió como soldado en la defensa de su Patria y comprendió, quizá demasiado bien, que de poco valÃÂa tratar de luchar contra la tendencia natural del ser humano de destruirse mutuamente; y al volver a su ciudad natal abandonó las leyes para volver a empuñar el rifle y tomar el lugar de su padre.
Con rapidez, los pueblos y las ciudades iban cada vez más ignorando la naturaleza; cada vez más rompiendo el equilibrio y fue sólo cuestión de tiempo que una parte oscura de la naturaleza quisiera reclamar su parte.
AsÃÂ, una noche, Kyran McKnight, el hombre que habÃÂa sido recto y respetuoso toda su vida, tuvo que hacer frente por primera vez a un ser corrupto y su manada.
Parte 3. El enemigo de mi enemigo.
Y quiso el destino que, en el momento de su encarnación, el Padre Lobo tomara conciencia de la existencia de un humano que hacÃÂa frente a un sirviente del propio Keelut; un licántropo con su humanidad ya perdida, y a varios lobos corrompidos que asaltaban el hasta ese momento pacÃÂfico hogar.
Luchaba el hombre con una pierna destrozada por una profunda dentellada; pero no habÃÂa en él deseos de rendición. Le empujaban el ardor de la venganza y la desesperación del que no tiene ya nada que perder, pues su mujer yacÃÂa ya muerta y su casa y todo lo que poseÃÂa eran pasto de las llamas.
Y fue asàcomo el EspÃÂritu del Padre Lobo le escogió como recipiente. Sus luchas eran parecidas; su unión serÃÂa inquebrantable.
Fruto de esa unión, el licántropo vio cómo su presa moribunda le enfrentaba con un nuevo poder y no tuvo más remedio que huir de vuelta a las montañas, destrozado y malherido.
Tras enterrar a su esposa, el hombre dejó atrás todo. Abandonó los restos de su vida y salió en persecución del licántropo; con el que acabarÃÂa en menos de un mes.
Aquélla fue la Primera Caza de Kyran. La Primera Caza del Padre Lobo.
Más de un centenar de años han pasado desde aquéllo. Su Caza aún continúa. Y no descansará hasta haberla terminado. Cualquier razón es buena para acabar con los seres de Keelut; hasta que el mismo Keelut caiga y Su Caza se termine.
Brujos, demonios, fantasmas, vampiros, lobos o cualquier ser de pesadilla que no respete el Equilibrio está marcado... y el Cazador va tras él.
■ FAMILIARES:
Padres: Ethan e Irene McKnight - Fallecidos.
Esposa: Christie McKnight - Fallecida.
■ PODERES: Inmune al miedo. Capacidades fÃÂsicas aumentadas. Gran fuerza vital.
■ NIVEL: Experimentado. Conoce sus lÃÂmites como humano y el miedo no hace mella en él.
■ DESCRIPCIÓN:Sus poderes apenas pueden llamarse asàcomparados con los de los demonios o los brujos. Realmente, el único poder es que el espÃÂritu del Padre Lobo habita en él y potencia su fÃÂsico y su mente de forma sobrehumana; además de imbuÃÂrle una fuerza vital que le proporciona una capacidad de curación antinatural (traducida en una gran longevidad).
Lo demás son sólo consecuencia directa.
El McKnight humano ya poseÃÂa la paciencia, los conocimientos y los recursos de un auténtico cazador y con el paso del tiempo han ido mejorando aún más. Además, por su existencia durante tantos años ha visto de todo y se ha enfrentado, en solitario o acompañado, a toda clase de seres; volviéndose prácticamente inmune al miedo.ÂÂ
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