
Iole
La lluvia caía mansamente en la superficie del jardín. Los truenos y relámpagos eran las únicas luces en la oscuridad que reinaba esa noche. El viento era tempestuoso e implacable como si estuviera alertando de un mal presagio. El cálido fuego de la chimenea central, que resguardaba a los que permanecían dentro de las murallas, estaba encendido.
Pero dentro del kolter solo una habitación estaba aun iluminada.
La primera sacerdotisa paseaba de un lado a otro ociosamente sopesando lo que estaba a punto de hacer, su plan podía fallar pero aun le quedaba otra opción, reflexiono antes de escuchar que tocaban a la puerta.
?Adelante... ?contesto al llamado sin dudar de quien podría estar del otro lado.
?Mi señora... ?dijo el guerrero al entrar e inclino medio cuerpo hacia ella antes de voltearse a cerrar de nuevo la puerta por la cual había entrado.
Iole lo miro unos instantes apreciando lo que tenía delante de ella. Era uno de sus más fieles guardias. Y uno de los más poderosos y aun así lo sintió llegar, entrar en los dominios del kolter e incluso lo percibió antes que ingresara completamente dentro de las paredes del mismo.
?Acércate... Nhyx ?le ordeno llamándole por su nombre y él lo hizo sin vacilaciones. Porque se lo había ordenado. Punto. Se sintió complacida con ese hecho.
Cuando estuvieron frente a frente lo envolvió en un abrazo que rodeo su cuello y lo atrajo hacia ella para un beso poderoso y apasionado otorgándole en el proceso un poco de su poder. Luego se distancio un poco de él y mirando directamente a los ojos del guerrero aun nublados por el poder, índico:
?Cuida mi cuerpo, que nadie perturbe esta habitación o a mí, hasta que vuelva...
?Como ordene, mi señora... ?aseguro sacudiéndose un poco y con voz ronca.
Iole sonrió al guerrero y le señalo que se apartara un poco, pero no demasiado. Le dio la espalda y giro directo a una pequeña chimenea dentro del cuarto en donde el fuego brillaba feroz e invitador.
Y observándolo se coloco a sí misma en una meditación profunda, empezó a susurrar sonidos que no podían ser considerados como palabras ?ya que era un lenguaje antiguo de la era en que el tiempo aun no existía; Nada existía? y que hacían eco dentro de la habitación.
Nhyx se quedó mirándola con aprehensión y adoración en la mirada. Iole no tenía por qué desconfiar de él. Y nunca tendría que hacerlo, ya que le era fiel hasta la última gota de su alma inmortal.
Instantes después del cuerpo de la primera sacerdotisa empezaron a salir pequeñas llamas azules que se desprendían y caían al suelo dispersándose rápidamente instantes después ante los ojos de ella y el guerrero que aun permanecía inmóvil y expectante, para lo que pudiera presentarse.
Iole, respiró profundamente y concentro su poder aun más ocasionando que una gran llama de color azul se extendiera del interior al exterior de su cuerpo, adoptando su forma aun en ese estado.
Con su forma espiritual observo como el guerrero sostuvo su cuerpo delicadamente y lo coloco en la cama que había en la habitación. Se acerco al guerrero y este la miro luego de dejar su cuerpo cómodo entre las sabanas.
Pasó sus manos, que ahora eran llamas al igual que todo en ella, por encima del rostro del guerrero como si estuviera acariciando el lado derecho de su cara, pero sin tocar la piel de él y desapareció.
Ya había dado su orden al guerrero y ella tenía algo que hacer.
Evangeline
Cuando llegaron a la fiesta algunos de los demás invitados ?todos los chicos/as del instituto? ya comenzaban a llenar el salón de la casa de Zac. Todo se veía muy animado y con vida. Conversaciones, charlas ociosas y unas pequeñas sonrisas aquí y allá entre los grupos.
Eva se sintió un poco nerviosa entre la multitud. Había escogido un conjunto simple para ir. Un vestido color negro con una cinta roja por debajo del pecho. No era mucho de fiestas, pero debía hacer algo para que sus amigos dejaran de preocuparse tanto por ella.
Unos minutos después de llegar dejo a Emma a un lado de la habitación y se paseo por la casa. Todo el mobiliario había sido cambiado y reacomodado para la fiesta.
En la modesta ciudad de Ashford, nadie ?después de la llegada de Zac? hacía una fiesta más espectacular que los Drent ?más específicamente ZAC?, la mirada de Eva iba y venía de una esquina a otra viendo y reconociendo a algunos invitados.
«Dios, las Thompson llegaron», se dio cuenta un minuto después de escuchar un murmullo viniendo de la recepción y fue a ver la gran entrada que harían.
Apenas llego y tuvo que suprimir una carcajada ante la expresión de Zac al ver a las hermanas que ?a muerte? querían que fuera el novio de una de ellas y estaban impacientes por la decisión de él.
Zac no estaba interesada en ninguna. Pero la rivalidad de las hermanas ya se había convertido en una leyenda en los años que llevaban viviendo y asistiendo al instituto Haven. De pronto, Zacarías giro su rostro hacia ella y la miró perdido pidiendo ayuda. Ella levanto una ceja hacia él, como diciéndole que no se movería de donde estaba.
«Deberías dejarlo sufrir un poco más... y alejarte de aquí...», le susurro su voz interior, llena de intención de venganza. «No puedo dejarlo ?le contesto a su voz interior o más bien ¿se contestó a si misma?, pensó?. Hm...»
Las hermanas realmente eran un caso y no iba a dejarlo solo, decidió. Así que haciendo caso omiso de la protesta interna acerca de lo debilucha y sensible que era de corazón, fue a ayudarlo, con pasos firmes y decididos.
Cuando llego a él, las hermanas lo tenían atrapado, acorralado, enjaulado? cualquiera de esos sinónimos le iba, según su punto de vista, sobre la escena ante sus ojos, sentencio.
Si estuviera viendo planeta animal esa escena seria como... «No importa», se dijo, y toco el hombro de las hermanas llamando la atención de ambas.
Ellas voltearon a verla. No sé lo que vieron al escanearla, porque eso era lo que hacían esos ojos al repasarla de pies a cabeza, pero luego descartarla al segundo siguiente.
Y por alguna extraña razón que no comprendió, eso indigno algo profundo dentro de ella, como si en realidad ellas deberían estar temblando de miedo o... o... no sabía muy bien qué. Pero no ignorarla, no era una de esas cosas, finalizo el pensamiento mientras entrecerraba los ojos
«Ok. Tranquila, Xena», se dijo de pronto ante el absurdo pensamiento, atribuyendo la reacción a los efectos secundarios de la televisión y los libros de fantasía que pasaba leyendo todos los días.
«Los estragos que dentro de tu mente se hacen, cada vez son más evidentes», reflexiono resignada antes de llamar la atención de las hermanas, que volvieron a Zac, mientras ella se debatía acerca del funcionamiento de su «no-tan-cuerda-mente».
?Disculpen... pero Zac viene conmigo... ?les dijo bruscamente traspasando la barrera que creaban con sus cuerpos tomando la mano de Zacarías y alejándolo de ambas chicas para distanciarlo y llevarlo hacia Emma, sin ninguna otra explicación.
Hubo algunos murmullos a su alrededor, pero Eva no les hizo caso. Ya pensaban que era una rara, solo crearía un pequeño cuchicheo y luego lo atribuirían a su normalmente extraña conducta.
Pero todavía estaba preocupada por otra cosa, podría parecer calmada exteriormente pero por dentro su mente bullía en una fría furia irracional hacia las hermanas por como la habían mirado.
Esto era un comportamiento insólito en ella y fue uno que la sorprendió.
Volteo la cabeza para despejarse de la poca habitual emoción que la embargaba y se fijo en su mano, que aun estaba entrelazada con la de Zacarías, quien a su lado, parecía aliviado al extremo por su rescate. Y quien por lo visto, parecía ajeno a su dilema interno, se sintió avergonzada y un poco mejor por ese hecho. Cuando llegaron a Emma, esta los miraba con una sonrisa extraña en los labios. En el momento en que Zac y Eva miraron donde estaba puesta la mirada de su amiga la comprensión les llego, se soltaron tan rápidamente que pareció que de pronto alguien les había prendido fuego ahí.
?Ni una palabra Emma... ?dijo Zac de pronto.
¬?Yo no iba decir nada... ?le contesto con una sonrisa de ángel que convencería hasta el mismísimo diablo de su inocencia.
?Em... ?empezó a decir Eva cuando su vista se nublo por un segundo. Lo cual la llevo a parpadear varias veces para aclararla.
El dolor de cabeza que tuvo hacía unas horas volvió de pronto y miro a sus amigos para ver si se habían percatado de su malestar. Ellos estaban discutiendo del porqué estaban tomados de la mano y Emma le lanzaba bromas a Zac.
Ella solo los miró fijamente durante mucho tiempo aliviada de que no se percataran de su condición. Así que solo se disculpo con una fingida sonrisa y salió de allí con un pequeño «vuelvo enseguida» para dirigirse a toda prisa al jardín.
Necesitaba aire. Se sintió sofocada mientras el dolor de cabeza se hacía más y más fuerte y le palpitaban los oídos como si los sonidos empezaran a desvanecerse.
Nadie le prestó atención mientras pasaba por entre los demás invitados. Cuando atravesó la puerta la primera brisa que golpeo su rostro no le concedió ningún tipo de alivio pero su visión empezaba a despejarse un poco.
A lo lejos observo una banca de color blanco, con diseños de flores y se encamino a la misma. Cuando llego a unos dos pasos de la banca cayó de rodillas en el suelo.
?Dios... ?susurro mientras miraba hacia atrás, sosteniéndose el pecho y la cabeza con cada mano para ver si Emma o Zac la habían seguido y si alguien la habían visto caer.
No lo hicieron, solo ella estaba afuera y...
Otro espasmo le recorrió el cuerpo y coloco sus manos sobre la tierra, no pudiendo sostener las vibraciones que la recorrían. Pero cuando sus manos entraron en contacto con el frio material, los espasmos cesaron de pronto y se sintió mareada y aliviada todo al mismo tiempo.
«Dios, alguien ayúdenme...» pidió mientras respiraba entrecortadamente.
?¡Eva¡ ¿Qué te pasa Eva? ?preguntó alguien a quien reconoció al instante.
«Emma», pronuncio mentalmente ya que no podía responder por temor a que el dolor volviera si se movía un centímetro, apretó el puño en la tierra y se quedo inmóvil conteniendo el aliento hasta que sintió que Emma se acerco y empezó a tocarle la espalda en forma calmante, pero...
No fue nada calmante para Eva ya que solo provoco que cayera sobre su espalda convulsionándose boca arriba sobre la tierra, gimiendo quedamente, mientras grandes cantidades de energía oscura brotaban de su cuerpo en ondas después y con una Emma muy asustada y perdida sobre que lo que se suponía debía hacer con ella.
Nara
?Debemos apresurarnos... ?informo el Kairos a ambos Belhor.
?¿Por qué? ¿Ocurre algo que no nos hayas dicho? ?le pregunto Iommi
?Hay muchas cosas que no les he dicho. Y no crean que se las diré, eso no cambia que les estoy ayudando. Pero ahora no hay tiempo para calmar tu mente, guerrero. Su reina los necesita. Y yo necesito que la detengan. Por eso les ayudo. Ahora guarden silencio y síganme... ?declaro secamente antes de atravesar el ultimo portal que los llevaría a donde esta ella.
Cuando lo cruzaron, lo primero que vieron fue una cadena de arboles y en medio de ellos estaba una banca y justo al lado de esta, dos jóvenes humanas. Una en el suelo convulsionándose e irradiando oleadas de energía pura, mientras la otra estaba sentada muy alterada tratando de que la otra no se hiciera daño con las sacudidas.
?¿Quiénes son ellas? ?pregunto Nara al ver la escena frente a él.
?¿No la reconocen? ?pregunto calmadamente levantando una ceja hacia ellos, pero algo de la calma que poseía había desaparecido de sus ojos.
Y entonces ambos Belhor más que reconocer, lo sintieron. La energía pura que desprendía la joven en el suelo se volvió salvaje y les atravesó el cuerpo y estos reaccionaron a ella. Nara fue el primero en moverse tan velozmente que la humana sentada al lado de la que estaba en el suelo soltó un grito ahogado mientras levantaba el cuerpo que ahora quedo inmóvil ante su toque.
Un momento antes estaba teniendo violentas convulsiones y al siguiente se encontraba inmóvil en sus brazos.
?Leiann... ?susurro a centímetros del rostro de la joven mujer, quien inmediatamente abrió los ojos a su llamado. Nara se quedo congelado ante la belleza de esos plateados ojos tan llenos de ira que luego... cambiaron para él al verlo a un tono más claro, pero no por eso menos impactante.
?Mío... ?declaro la muchacha en un susurro mientras pasaba sus delicadas manos por sobre su rostro sin tocarlo.
Pero su toque no fue necesario, el percibía como la joven concentraba todo el poder ?que antes estaba atrapado dentro de su cuerpo, en un caos ?dentro de él. Nara se quedo sin aliento ante las acciones y palabras de ella para momentos después observar como quedaba inconsciente en sus brazos.
Emma
Cuando vio que su amiga convulsionaba en sus brazos se congelo. No supo qué hacer o cómo reaccionar.
«Eva... no te mueras», fue en lo único que pudo pensar.
Pero quedo en shock y mas que sorprendida cuando un hombre desconocido y con vestimentas que parecían de una banda callejera tomo a Eva en sus brazos y la atrajo contra su cuerpo.
«Leiann ?escucho que dijo el hombre?. Mío... ?fue lo que oyó responder a su amiga».
«¿Qué...? ¿Eva conocía a estos tipos?», se preguntó por un instante antes de procesar lo que Eva había dicho antes de caer inconsciente.
Se mantuvo muy quieta observando las miradas que se daban los dos hombres ante ella. Sacudió la cabeza para sacarse del entumecimiento en el que estaba, no debía olvidar que uno de ellos tenía a su amiga en brazos, así que no se mantuvo callada, ya que debía cuidar de Eva.
?Su... sue... Suéltenla ?dijo temblorosamente. Pero al menos había dicho algo en vez de quedarse muda.
Y los dos hombres se percataron por segunda vez de su presencia y mientras se daba cuenta de eso, su rostro se volvió pálido por el miedo. Pero se sacudió ese sentimiento rápidamente. No dejaría que le hicieran nada a su amiga. Ella debía ser fuerte o al menos lo intentaría. El chico que se parecía a un actor asiático de películas de karate ?uno de los guapos?, la miro atentamente antes de hablar como si ella hubiera aparecido de pronto delante de él.
?Ella viene con nosotros y no puedes impedirlo ?le dijo el hombre parado junto al pequeño niño, que parecía no tener más de ocho años quien poseía una tés negra con un lindo gatito colgando en su cabeza.
«Espera», se dijo de pronto. «¿Porque hay un gato en su cabeza? ¿Qué pasaría si el gato le hiciera se hiciera pis, de pronto? ¿O lo arañara? Y de todas formas ¿qué hace un niño en una fiesta de jóvenes? ¿Vino con ellos? Y principalmente ?pensó un poco confusa?, ¿por qué demonios me preocupo por el mocoso y pienso en cosas tan estúpidas?», se recrimino y volvió a centrar su atención en Eva quien aún seguía inconsciente. Pero solo por un instante porque cuando el niño pequeño hablo con una voz dulce los dos hombres se tensaron.
?La pequeña podrá no impedirles hacer lo que quieran. Pero yo si...
?¿A qué te refieres, Kairos?
?Sí, ¿qué quieres decir? Explícate, ella es nuestra.
«¿Kairos? ¿Será el nombre del pequeño? ¿El niño piensa que podrá contra ellos? ¿Y porque dicen que Eva es de ellos...? ¿Le harán daño a Eva o a mí?», se preguntó frunciendo el ceño aun arrodillada en el suelo mientras veía la interacción entre los hombres y el niño con el gatito sobre la cabeza. Aunque las siguientes palabras que salieron de la boca del pequeño la dejaron aun más confusa que antes, ya que él niño la miro antes de decirlas y tuvo la impresión de que él sabía lo que ella había estado pensando y esto le coloco los pelos de punta.
?Dije que les mostraría en donde estaba, no que se la entregaría... ?Y el mocoso sonreía mientras lo decía.