Guerrero y Vampiro.
Desde muy joven se vio obligado a unirse al ejército de su Líder, no eran exactamente un ejército ?apenas llegaban al centenar de guerreros?, pero se movían como tal, organizados y entrenados. Todos eran de la comunidad de Adrien, un guerrero legendario con varios siglos a su espalda. Para su familia era un orgullo que su único hijo estuviera bajo las órdenes del que consideraban su señor, y después de pasar su transición, fue entregado a Adrien para que se ocupara de su educación.
Pasó de ser un joven desgarbado y flacucho, a convertirse en un macho de gran envergadura; hombros anchos, amplia espalda, alto, y con un cuerpo bien musculado.
Sirvió bajo su mando durante años, combatiendo contras los que amenazaban a su raza; era una época peligrosa. Salían cazadores de vampiros hasta debajo de las piedras, asesinando sin ton ni son a todos los que ponían a su paso, lo fueran o no.
Poco a poco y con el paso de los años, se fue convirtiendo en la mano derecha de Adrien, en casi un hijo para él. Sheiztler fue herido en una de esas contiendas y Adrien no dudó en darle sangre para salvar su vida, desde entonces, el vínculo se hizo aun más fuerte. Se acostumbró a pasar largas temporadas en el hogar de Adrien cuando no estaban de contiendas.
Fue todo un libertino en su juventud, las hembras siempre rondaban a su alrededor, su metro noventa y sus profundos ojos azules, lo hacían irresistible.
Conoció a Lilian, el gran amor de su Señor, sufrió con su muerte y se alegró mucho del nacimiento de su hija, la pequeña Val. Aun no sabía que esa pequeña se convertiría en su gran pasión, en la hembra que le robaría el corazón. |